Mascarilla, granitos en la barbilla y otras averías en la piel

Te miras al espejo y ahí están. Pasas el dedo por la barbilla y descubres pequeños bultitos sospechosos. También acusas mayor sequedad en algunas zonas del rostro y una excesiva sensibilidad. La mascarilla que nos salva la vida está causando problemas en nuestra piel.

 

Crema al extracto de mimosa

Aumentan las consultas con Jerónimo Ors en la tienda a propósito de granitos, espinillas y piel seca. Y, entre amigos, también lo comentamos comprobando que andamos todos preocupados con estas molestias que nos generan, además de incomodidad, una cierta inseguridad. No nos gusta nada sentir este disconfort en la piel de nuestro rostro. Y antes de la mascarilla, nada de eso nos pasaba. Absolutamente necesaria para interrumpir la propagación de la COVID-19, su uso está acusando los problemas dermatológicos ya existentes y vemos, con estupor, el debut de otras averías con las que nunca antes nos habíamos encontrado frente al espejo.

Acudimos a la sabiduría de Jerónimo y a su ojo clínico en el diagnóstico de la piel. ¿Por qué sufre nuestra piel? “Porque no está acostumbrada a pasar tantas horas pegada a una serie de sustancias químicas que la irritan, impiden que respire correctamente, y cuyo roce continuado le provoca un cierto traumatismo. El estrés al que somete la mascarilla a nuestra piel produce distintos problemas. Sequedad, irritación y lo que han dado en llamar el maskné, una de las afecciones más comunes que provoca su uso prolongado. También el aumento de la humedad, vinculado al vapor de agua que generamos por la exhalación de aire a lo largo del día, hace que los gérmenes campen a sus anchas por la piel de nuestro rostro”.

¿Cómo podemos protegernos de esta continua agresión? “Es necesario calmar la piel. Está muy acelerada como resultado, no solo del uso continuado de mascarillas, también por el estrés y la ansiedad que produce la pandemia. Las cremas con extractos vegetales calmantes nos protegen de ese continuo roce que supone hablar y gesticular y que, poco a poco, va “lijando” nuestra piel con sustancias químicas que, con el calor de la piel, generan sustancias tóxicas”.

Es decir, la piel nos está enviando un enérgico SOS y debemos tranquilizarla. Según nos cuenta Jerónimo, en los principios activos de ciertas plantas está la respuesta y, en esta ocasión, el camino para hacer las paces con el espejo. De hecho, vamos a dar mimos a la piel… ¡con mimosas! “El extracto de mimosa, Acacia dealbata, evita que la piel se descame y sufra, por eso, la crema al Extracto de Mimosa tiene un efecto de guante invisible”, Jerónimo dixit. Ya tenemos, por tanto, algo entre nuestra piel y la mascarilla que protege a la primera sin estorbar a la segunda. “Construye”, continúa Jerónimo, “una barrera física que impide el roce con la piel. Al mismo tiempo, la Sanguinaria “frena” la piel, que ya hemos dicho que se encuentra muy acelerada. Son muy eficaces, también, la crema de Raíz de Regaliz porque sube las defensas de la piel y la desengrasa, previniendo así la aparición de espinillas y granitos, y la Crema Reparadora porque impide el crecimiento de bacterias y ayuda a eliminar comedones”.

Recuerda, además, cambiar la mascarilla con la frecuencia adecuada. Y, ante la duda, pide a Jerónimo que te lo cuente directamente a través de una cita para el diagnóstico personalizado de tu piel. Puedes pedir tu cita aquí.

 

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